Así como Gloria Trevi era incapaz de imaginar una papa sin catsup, así yo he encontrado varias parejas alimenticias que son perfectas juntas. Separarlas sería muy cruel.
Por supuesto que entre mas ingredientes y mejor balanceados tenga un platillo, cobrará mayor elegancia y reputación, como es el caso de un buen mole que incluye todos los ingredientes habidos y por haber en un delicado balance.
Sin embargo aquí estoy refiriéndome a aquellas parejas comestibles sencillas, que cualquiera puede combinar fácilmente y que generan pequeños manjares cotidianos.
Un primer ejemplo es una botana sencilla y carismática que todo mundo (que no sea intolerante a la lactosa) ha probado cuando menos alguna vez en alguna reunión o fiesta.
Una simple galleta con algo de queso encima.
Puede ser queso crema, o Brie, o incluso Cheez wiz pero el caso es que el queso y la galleta forman una perfecta armonía.
Puede ser queso crema, o Brie, o incluso Cheez wiz pero el caso es que el queso y la galleta forman una perfecta armonía.
En mi caso la pareja perfecta la forman el queso cheddar sobre una galleta tipo Ritz. Puedo comer cantidades industriales sin parar.
Si las puedo acompañar con un vaso de cerveza de raíz, mi tarde estará completa.
Otra pareja que me vuelve loco, en este caso, a la hora del desayuno, es el huevo revuelto con jamón.
Claro que en el recetario vernáculo mexicano encontramos miles de formas deliciosisimas para preparar huevos. Los rancheros, los divorciados, los ahogados, con chilaquiles, con frijoles, chorizo, en fin hay miles de maneras de cocinarlos. Todos me gustan mucho pero hay algo en la sencillez de poder preparar fácilmente un desayuno exquisito con tan solo ir al refri sacar unos huevos y un poco de jamón que hace que está pareja sea delirante para mi.
Otro desayuno exquisito que forma parte del recetario netamente chilango es la pareja formada por un simple y sencillo bolillo y un inofensivo tamal. Juntos forman esta explosiva pareja que los chilangos llamamos torta de tamal o mas coloquialmente guajolota.
En ese compacto paquete están todas las calorías que necesitas para todo el día. Si comes una guajolota ya no tienes que preocuparte por el resto de las comidas del día. Habrá a quienes les de hambre pero eso ya es rollo de cada quien, la guajolota lo que garantiza es tu ingesta calórica de esa jornada.
Puede intervenir un vaso de atole pero no es cien por ciento necesario. Yo adoro la de tamal oaxaqueño de mole.
Y otro desayuno mas que me fascina y que gracias a el saque avante la prepa y la carrera es sin lugar a dudas el favorito de los policías y oficinistas.
Un aro de masa frita cubierto con algún glaseado y algún tipo de espolvoreado y una infusión milenaria traída de Arabia de ciertos desiertos desiertos.
La dona y el café forman parte integral de quien soy yo. Bien dicen que eres lo que comes. Yo lo digo abiertamente y con orgullo. Yo como donas con café. Tiene que ser café negro, sino no.
Desde las donitas bimbo hasta las Krispy Kreme pasando por mis favoritas que son las Americanas que son las que venden en el café El Jarocho. Extraño Dunkin Donuts, ojala que regrese la franquicia a México. Pero mientras tanto todas la panaderías las hacen por lo cual mi mundo donero esta cubierto por una buena oferta de estos maravillosos bizcochos.
Bueno, pero definitivamente la que para mi se lleva el trofeo a mejor combinación en el mundo de lo dulce, que puede ser desayuno, almuerzo, tentempie, postre o cena, es una fiesta de contrastantes sabores y tersas texturas. Nada supera un sandwich de crema de cacahuate con mermelada de fruta.
De hecho esta en si, no es una verdadera pareja, es mas bien un ménage à troi pues se requiere de la intervención de algún tipo de pan o galleta para servir de base a la explosiva combinación de crema de cacahuate y mermelada.
Para variar, en mi casa la crema de cacahuate no estaba prohibida, sino, prohibidisima. Según esto era GRASA. Asquerosa y dañina y horrible y engordadora GRASA.
Para comerla tenía que ir a casa de mis primos donde desayunar un pan con mermelada y crema de cacahuate era la cosa mas común en el desayuno. Por supuesto yo adoraba ir a casa de mis primos.
Y es como todo en la vida, esa rigidez caprichosa que imperaba en mi casa, fue la que propició que me volviera apasionado de las cosas cuando por fin encontraba un recoveco y lograba escaparme para probarlas y disfrutarlas.
Necesita haber negro para ver el blanco.
Si las puedo acompañar con un vaso de cerveza de raíz, mi tarde estará completa.
Otra pareja que me vuelve loco, en este caso, a la hora del desayuno, es el huevo revuelto con jamón.
Claro que en el recetario vernáculo mexicano encontramos miles de formas deliciosisimas para preparar huevos. Los rancheros, los divorciados, los ahogados, con chilaquiles, con frijoles, chorizo, en fin hay miles de maneras de cocinarlos. Todos me gustan mucho pero hay algo en la sencillez de poder preparar fácilmente un desayuno exquisito con tan solo ir al refri sacar unos huevos y un poco de jamón que hace que está pareja sea delirante para mi.
Otro desayuno exquisito que forma parte del recetario netamente chilango es la pareja formada por un simple y sencillo bolillo y un inofensivo tamal. Juntos forman esta explosiva pareja que los chilangos llamamos torta de tamal o mas coloquialmente guajolota.
En ese compacto paquete están todas las calorías que necesitas para todo el día. Si comes una guajolota ya no tienes que preocuparte por el resto de las comidas del día. Habrá a quienes les de hambre pero eso ya es rollo de cada quien, la guajolota lo que garantiza es tu ingesta calórica de esa jornada.
Puede intervenir un vaso de atole pero no es cien por ciento necesario. Yo adoro la de tamal oaxaqueño de mole.
Y otro desayuno mas que me fascina y que gracias a el saque avante la prepa y la carrera es sin lugar a dudas el favorito de los policías y oficinistas.
Un aro de masa frita cubierto con algún glaseado y algún tipo de espolvoreado y una infusión milenaria traída de Arabia de ciertos desiertos desiertos.
La dona y el café forman parte integral de quien soy yo. Bien dicen que eres lo que comes. Yo lo digo abiertamente y con orgullo. Yo como donas con café. Tiene que ser café negro, sino no.
Bueno, pero definitivamente la que para mi se lleva el trofeo a mejor combinación en el mundo de lo dulce, que puede ser desayuno, almuerzo, tentempie, postre o cena, es una fiesta de contrastantes sabores y tersas texturas. Nada supera un sandwich de crema de cacahuate con mermelada de fruta.
De hecho esta en si, no es una verdadera pareja, es mas bien un ménage à troi pues se requiere de la intervención de algún tipo de pan o galleta para servir de base a la explosiva combinación de crema de cacahuate y mermelada.
Para variar, en mi casa la crema de cacahuate no estaba prohibida, sino, prohibidisima. Según esto era GRASA. Asquerosa y dañina y horrible y engordadora GRASA.
Para comerla tenía que ir a casa de mis primos donde desayunar un pan con mermelada y crema de cacahuate era la cosa mas común en el desayuno. Por supuesto yo adoraba ir a casa de mis primos.
Y es como todo en la vida, esa rigidez caprichosa que imperaba en mi casa, fue la que propició que me volviera apasionado de las cosas cuando por fin encontraba un recoveco y lograba escaparme para probarlas y disfrutarlas.
Necesita haber negro para ver el blanco.
Finalmente no puedo dejar de mencionar a otra pareja o trio que me vuelve loco, el confromado por aguacate, salsa catsup y un bonche de galletas saladas. Esta combinación no es tan rara, ahora que lo pienso, pues algunos restaurantes la sirven bajo el nombre de Coctél de Aguacate y de hecho también acompaña al mismísimo Coctél de camarón.
Si por algún azar del destino llego a tener a mi disposición estos tres ingredientes, comeré hasta hartarme o hasta que se acabe alguno de los tres.
Aunque es claro que hay que tener cuidado, ya que las anteriores son combinaciones peligrosas, altamente adictivas y engordadoras por lo cual su manejo requiere discreción.
Están también las combinaciones raras, muy personales que hace cada quien por errores en la Matrix.
He visto gente comer tortillas con catsup. O sea tacos de catsup.
Papas a la francesa con jarabe de chocolate.
Galletas Oreo empanizadas y fritas.
Chocorroles con fritos de Sabritas y un mundet rojo, pa que amarre.
Tacos de salchicha con mayonesa.
Concha con frijoles (me declaro culpable, la adoro.)
En fin no estamos aquí para juzgar a nadie, ni a sus aberrantes gustos culinarios, cada quien habrá encontrado, y casi siempre con anécdotas interesantes, aquellas parejas ideales con las cuales pasar una tarde idílica.
NOTA:
No importa si ya han pasado años de la fecha de esta entrada, me gustará leer cualquier gusto particular de quien se atreva a salir del closet y a compartir sus raras predilecciones (con respecto a la comida exclusivamente, por favor).