Los wámpiros.
Mi mero mole.
Para cambiarle un poco a como se aborda el tema, voy a empezar por explicar de manera muy sencilla y honesta porque desde los 12 años quedé cautivado por el mito.
Primero los antecedentes.
Por ahi de 1986 yo tenía la tierna edad de 9 años. Mi señor padre me llevaba a la escuela por las mañanas y a manera de entretenimiento para el camino, me solía contar capítulos de las series de TV o películas que por el horiario y la clasificación C, yo no podía ver. Mi jefe se encargaba de quitarle las partes no aptas para menores y me contaba los capítulos de "L.A. Law" o "Se hará justicia" como se le conoció en México, "Hart to Hart" o "Los Hart Investigadores" entre otras. También me contaba las novelas que leía, y una de esas novelas fue: Drácula escrita por Bram Stoker. Me gustó tanto que decidí leerla. En ese tiempo estaba a la venta una colección de novelas "Best Sellers" de la editorial Origen/Planeta, famosísimas por haber utilizado en sus portadas fotos de las adaptaciones al cine de las novelas. De esa colección fue que tanto mi jefe como yo leimos Drácula. Pero hasta ahi, la acabé de leer y solté el tema.
La Danza de los Vampiros de Roman Polanski.
De 1967 está película del director polaco Roman Polanski es una joya del cine vampírico.
Primero por el realismo con la que fue filmada. Cada detalle del diseño de producción crea una atmósfera de absoluta autenticidad que ponen una base firme para que lo sobrenatural sea totalmente creíble.
Toda la película cuenta con un tono macabro y lúgubre que por momentos genera espantos genuinos.
Los momentos cómicos de este film están hechos con mucho cuidado y un humor sumamente fino que complementan maravillosamente a una trama basada firmemente en la mas clásica tradición vampírica.
Yo creo que por ser justamente una parodia con su tono desenfadado, junto con esa fotografía y locaciones tan realistas hicieron que todo ese mundo de científicos caza-vampiros, posadas llenas de campesinos supersticiosos, esclavos jorobados y vampiros aristócratas, fuera totalmente creíble para mi.
Bendito Polanski, hizo que Sharon apareciera durante la mayor parte del film portando todo tipo de generosos escotes. Es realmente una gran película.
De entrada el personaje de Quincy P. Morris (uno de mis favoritos, pues es el que realmente se escabecha al Conde) había sido fusionado con el de Arthur Holmwood (el personaje que pone toda la lana en la novela, para andar de cacería por toda Europa tras el Conde) en uno solo, llamado Quincy P. Holmwood, y nomas para ahorrase unos centavos en contratar otro actor y no hacer el guión tan largo. Yo juraba en ese entonces que debía existir una versión todavía más apegada a la novela. Sobretodo me confundí al ver una foto de Bela Lugosi en la Enciclopedia Britannica ilustrando el artículo sobre Drácula. Eso me dió la idea infundada de que esa versión debía ser seguramente la más fiel de todas, además de que había sido la primera, claro, después del Nosferatu de Murnau que también ya había visto, para ese entonces, gracias a... lo adivinaron canal 11.
Drácula: La novela
Drácula de la colección Best sellers Origen/Planeta. |
Otro antecedente muy importante que sembró el terreno para que naciera mi obsesión por los vampiros fue el Batman de Burton del 89.
Para mi el Bat-man de Tim Burton fue un Bat-man totalmente creíble. A mis 12 años yo me tragué toditito el concepto de un wey todo trastornado y mal de la cabeza que se creía murciélago, que se colgaba de cabeza por las noches y que vivía en una cueva llena de murciélagos. No se porque, pero me encantó.
Y claro para ese entonces en plena adolescencia todo mi mundo estaba verdaderamente de cabeza, como el de un murciélago.
El concepto del "hombre-murciélago" me pareció tan atractivo que empece a buscar más material de esta fusión hombre-bestia y lo natural fue acabar descubriendo las pelis de vampiros. Y la primer peli que vi y que esa si sería la que me inició en la onda de los vampiros fue:
Poster de La danza de los vampiros 1967 |
De 1967 está película del director polaco Roman Polanski es una joya del cine vampírico.
Primero por el realismo con la que fue filmada. Cada detalle del diseño de producción crea una atmósfera de absoluta autenticidad que ponen una base firme para que lo sobrenatural sea totalmente creíble.
Toda la película cuenta con un tono macabro y lúgubre que por momentos genera espantos genuinos.
Los momentos cómicos de este film están hechos con mucho cuidado y un humor sumamente fino que complementan maravillosamente a una trama basada firmemente en la mas clásica tradición vampírica.
Yo creo que por ser justamente una parodia con su tono desenfadado, junto con esa fotografía y locaciones tan realistas hicieron que todo ese mundo de científicos caza-vampiros, posadas llenas de campesinos supersticiosos, esclavos jorobados y vampiros aristócratas, fuera totalmente creíble para mi.
Me encantó, tiene todos los elementos clásicos de un buen film de vampiros, además de que es realmente un peliculón.
Sin embargo, para ser justos con lo que realmente pasó, debo confesar que todas las explicaciones cinematográficas del porque me volví aficionado al tema son demasiado complicadas.
Todo en la vida siempre es mucho más sencillo de lo que parece.
La razón de porque me volví fan de los vampiros a través de esta película es una y una sola y se llama Sharon Tate.
Sharon "super bizcocho" Tate. |
Cuando Sharon filmó esta peli, junto al que sería su marido, tenía la suculenta edad de 24 años.
¿Saben lo que le hace una belleza de ese calibre a un pobre incauto puberto víctima de las hormonas?
No, no quieren saber.
No, no quieren saber.
Sharon Tate es probablemente una de las mujeres más hermosas que jamás haya existido en el mundo. Así de fácil.
Sharon Tate y Ferdy Mayne en una foto publicitaria de
La danza de los vampiros
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Sharon era descomunalmente bella y según dicen un encantador ser humano; y para demostrar que la vida apesta asquerosamente, esta hermosa actriz cuando estaba a unos meses de dar a luz, sufrió una terrible muerte, cruel y despiadada a manos de la familia Manson, en un asesinato salvaje, sangriento e inhumano.
Verdaderamente el horror de la vida real jamás podrá ser superado por la ficción. En fin, regresemos al relato.
Después de enamorarme perdidamente de Sharon, empecé a notar cierto patrón: los vampiros suelen perseguir chicas un tanto cuanto abultadas de ciertas zonas de sus cuerpos que suelen ser buenos lugares para que estos se abulten. Me encantó ese concepto.
Ese mismo año de 1989 llegó a mis manos Fright Night 2. Peor tantito.
La vampira estaba hecha una delicia.
Julie Carmen |
y la novia del protagonista peor
Traci Lynd |
Claro con el paso del tiempo ya una vez acostumbrado a ver actrices de suculentas figuras en atuendos generosamente escotados empecé a interesarme un poquito más en las tramas.
Louis Jourdan |
Entonces nació en mi la necesidad de ver una de Drácula de a deveras, es decir una adaptación de la novela de Stoker al cine, ya que hasta ese momento yo nunca había visto una peli del príncipe de las tinieblas.
Así fue como después de haber pescado un par de muvis de Christopher Lee que pasaron en el gloriosos canal 11, que nada tenían que ver con la trama de la novela de Stoker: "Prueba la sangre de Dracula" de 1970 dirigida por Peter Sasdy para la casa productora Hammer, una de las últimas películas con ambiente victoriano del siglo XIX y "Drácula: Príncipe de la Tinieblas." de 1966 de Terence Fisher, la secuela al primer Drácula de Hammer films, por fin, un día, pesqué por este mismo canal 11 (a la cahi cachi porra pin pon porra) una miniserie de la BBC de Londres con el titulo "El Conde Drácula"con el extraordinario actor francés Louis Jourdan en el papel del Conde. Resulta que se trata de la adaptación más fiel a la novela de Stoker (que Coppola ni que ocho cuartos) y quedé fascinado.
Aunque claro, como yo ya había leído la novela noté todas las inconsistencias de esta excelente adaptación.
Bill Campbell como Quincy Morris en
"BramStokers Dracula" 1992.
Dir.Francis Ford Coppola
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De entrada el personaje de Quincy P. Morris (uno de mis favoritos, pues es el que realmente se escabecha al Conde) había sido fusionado con el de Arthur Holmwood (el personaje que pone toda la lana en la novela, para andar de cacería por toda Europa tras el Conde) en uno solo, llamado Quincy P. Holmwood, y nomas para ahorrase unos centavos en contratar otro actor y no hacer el guión tan largo. Yo juraba en ese entonces que debía existir una versión todavía más apegada a la novela. Sobretodo me confundí al ver una foto de Bela Lugosi en la Enciclopedia Britannica ilustrando el artículo sobre Drácula. Eso me dió la idea infundada de que esa versión debía ser seguramente la más fiel de todas, además de que había sido la primera, claro, después del Nosferatu de Murnau que también ya había visto, para ese entonces, gracias a... lo adivinaron canal 11.
Para mi Nosferatu no clasificaba en ese entonces como una adaptación fiel de la novela porque sencillamente Drácula ni siquiera se llamaba Drácula sino Orlock(cambio de nombre obligado ya que la viuda de Stoker dueña de los derechos de la novela, nunca concedió el permiso para la realización del filme y muy abusado Murnau se le ocurrió cambiar algunos detalles y los nombres de los personajes para ver si lograban despistar a la señora Stoker, la cual, no cayó tan fácilmente al burdo engaño y se dedicó a tratar de destruir cada copia del filme, ante lo cual, afortunadamente fracasó y algunas copias sobrevivieron hasta nuestros días, gracias a lo cual, hoy en día todo mundo saca su versión con diferente música). Además el Conde estaba muy feo.
Entonce me di a la tarea de conseguir la de Lugosi a como diera lugar pues, según yo, era la versión más fiel a la novela.
¡Oh! la desgracia de la ignorancia de aquellos aciagos días sin Internet.
Bela Lugosi |
Ahora que lo veo en retrospectiva no pasó tanto tiempo para que en 1991 pudiera conseguir el Drácula de Tod Browning, pero en ese tiempo me pareció una eternidad.
Fue aprovechando una oportunidad que tuve de participar en un intercambio escolar a los Llunaited esteits que le pedí a la familia que me hospedó por allá que porfavor me llevaran a un Blocboster, que por cierto aún no existían en México, para buscarla. Éxito total, alquilamos y nos fusilamos el Drácula de Lugosi, Frankenstein con Boris Karloff y 2001: Odisea del Espacio de Kubrick.
Pobres gringos los puse a ver las tres de un jalón.
Al final, después de dos pelis de monstruos en blanco y negro de un ritmo no muy ágil que digamos y la más alucinante película de ciencia ficción que existe, estuve a punto de no regresar vivo a la patria que me vio nacer.
Así, después de convencer a los gringos de que no los volvería a someter a un suplicio similar por el resto de mi estadía en su casa, fue así como descubrí que la versión de 1931 de Drácula estaba bastante lejos de ser una adaptación fiel a la novela. Y otra vez la sed de encontrar la versión más fiel me atormentó.
Muchos años tuvieron que pasar antes de que me diera cuenta que fue justamente la primer versión que había conseguido, osea la de Louis Jourdan, la que más se apegaba a la novela.
Luego metido en la lectura de ciencia ficción, descubrí a Michael Crichton y sus novelas llenas de tecnología aún por descubrirse y noté que Bram Stoker había hecho algo similar con su novela Drácula, llenándola de artilugios tecnológicos de la época (aun no del todo desarrollados) para ayudar a los cazadores en su guerra contra el Conde.
Entonces nació en mí una fascinación muy especial por los objetos nacidos directamente de la revolución industrial en la Inglaterra victoriana.
Estoy seguro que una de las razones por las cuales decidí estudiar diseño industrial fue por haber quedado cautivado por todos estos objetos tecnológicos como el fonógrafo del Dr. Seward, la máquina de escribir portatil de Mina, la cámara fotográfica de Jonathan, los trenes de vapor, las transfusiones sanguíneas y otros adelantos científicos y tecnológicos que son mencionados en la novela.
Y bueno, de ahí pal real, empecé a comprar todo tipo de libros, juguetes, revistas y artilugios, y para colmo en 1991 justo cuando estaba yo en pleno frenesí vampírico, anuncia Coppola que está en plena filmación de una nueva versión de Drácula y así quede irremediablemente perdido dentro del fascinante mundo de los No- muertos.
Luego metido en la lectura de ciencia ficción, descubrí a Michael Crichton y sus novelas llenas de tecnología aún por descubrirse y noté que Bram Stoker había hecho algo similar con su novela Drácula, llenándola de artilugios tecnológicos de la época (aun no del todo desarrollados) para ayudar a los cazadores en su guerra contra el Conde.
Entonces nació en mí una fascinación muy especial por los objetos nacidos directamente de la revolución industrial en la Inglaterra victoriana.
Estoy seguro que una de las razones por las cuales decidí estudiar diseño industrial fue por haber quedado cautivado por todos estos objetos tecnológicos como el fonógrafo del Dr. Seward, la máquina de escribir portatil de Mina, la cámara fotográfica de Jonathan, los trenes de vapor, las transfusiones sanguíneas y otros adelantos científicos y tecnológicos que son mencionados en la novela.
Y bueno, de ahí pal real, empecé a comprar todo tipo de libros, juguetes, revistas y artilugios, y para colmo en 1991 justo cuando estaba yo en pleno frenesí vampírico, anuncia Coppola que está en plena filmación de una nueva versión de Drácula y así quede irremediablemente perdido dentro del fascinante mundo de los No- muertos.
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